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El horno moruno, de ladrillo refractario y cubierto de adobe sólo se alimenta de leña y hay que encenderlo una hora antes de introducir la carne.
Felipe Alonso, chef y propietario, explica que en la cocción del cochinillo segoviano sólo entran agua, sal, y un control perfecto de cada momento del proceso de asado. Sólo de esta manera se puede conseguir una carne tierna, jugosa y melosa, cubierta por la piel crujiente y dorada.
Se sirve acompañado de patata frita aliñada con ajo, aceite y pimentón, y una ensalada. Una combinación por la que el Mesón la Villa se ha ganado su sitio en la part forana de Palma desde sus inicios, en 1985.
“Sólo de esta manera se puede conseguir una carne tierna, jugosa y melosa, cubierta por la piel crujiente y dorada”