Más de 150 experiencias gastronómicas
Combinando materiales reciclados, naturales y locales, la interiorista Caterina Mora ha creado un funcional multiespacio cuyas actividades giran en torno al producto orgánico de cercanía y a la gestión sostenible de los residuos, dando cabida también a un mercado de verduras y alimentos biológicos locales, una tienda de artículos ecológicos y un estudio de diseño de interiores e instalaciones que sigue los criterios de la bioconstrucción, negocio al que la familia sollerica se dedica desde hace años.
La idea de incluir la gastronomía en el proyecto surge a raíz de un problema de salud provocado por el estrés y los malos hábitos alimenticios que padeció Caterina, cuyo persuasivo relato evidencia las muchas incongruencias en las que caemos los que nos consideramos “consumidores sostenibles responsables”. La interesantísima charla y el sugerente aspecto de los emplatados despertaron nuestra curiosidad y nos hicieron la boca agua, lo que indica que el estómago está preparándose para una buena digestión, de ahí la importancia de cuidar las presentaciones, tal como apuntó nuestra encantadora anfitriona.
Iniciamos el estupendo almuerzo con un digestivo chupito de kombucha (té fermentado), seguido de un original y saludable licuado de pepino, kale y jengibre en el que destacaba el aromático toque picante del apreciado rizoma.
Nuestra incursión en la comida orgánica comenzó con unos jugosos crocantes de la tierra: sabrosas verduras horneadas servidas sobre una gustosa crema de tofu ahumado, espolvoreadas con almendra tostada molida y aromatizadas con el apreciado aceite de hinojo.
Nuestro colorido bowl ReOrganic llevaba quinoa, vegetales asados, mezcla de lechugas, lombarda encurtida, hummus y espirales de vegetales aderezadas con tahín y ajo negro que convertían el bol en un “rico crisol” de sabores y texturas perfectamente integrados.
El apetitoso aspecto de la crepe antioxidante de trigo sarraceno estaba a la altura de su degustación: fresquísimas verduras y brotes tiernos que varían según temporada, servidos sobre un suave hummus de kale y salpicados de sésamo tricolor.
Disfrutamos especialmente del gofre sin culpa con estofado de setas, huevo poché, brotes de guisante y holandesa de almendra mallorquina y cúrcuma. El acertadísimo nombre esconde una original versión salada de la popular galleta en la que la harina tradicional se ha sustituido por una de sarraceno con verduras.
Rematamos nuestra saludable y placentera experiencia gastronómica con una exquisita crema de chocolate y garbanzos napada por un impagable caramelo salado de azúcar moscovado y leche de coco servida sobre galleta de almendra, además de una deliciosa copa de crema de limón, yogur de coco y bizcocho de almendras y plátano, con frutos rojos y flor de vinagrillo.
El magnífico menú dejó claro que la cocina responsable no está reñida con el disfrute, y que un plato saludable no tiene porqué resultar insulso o aburrido, como demuestran las estupendas creaciones de la chef Eliana Tournaben y sus ayudantes María Luisa y Fabiola, que miman cada uno de los ingredientes resaltando sus mejores cualidades.
Muchas gracias a Marc y Carlos por la excelente atención dispensada, y nuestra gratitud también para Caterina Mora Cabot, por dedicarnos su preciado tiempo y por el admirable ejemplo de coherencia que transmite a sus clientes. Estamos deseando estrenarnos en la preciosa terraza para degustar vuestra nueva y tentadora carta.
