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A pesar de todo el público mallorquín parece no apreciar lo que tiene en casa. “Sufrimos las enfermedades de la riojitis y la riberitis cuando en Mallorca tenemos excelentes referencias”, dice Ramón Servalls, “parece que tienen que venir de fuera a decirnos que tenemos un buen producto, porque lo tenemos, el Blanc de Blancs de Macià Batle, por ejemplo, consiguió el premio Gran Baco de Oro al mejor vino de España, otorgado por la Unión Española de Catadores de Vino, eso es algo que nunca había pasado”.
Por este motivo asegura que las bodegas de la Isla tienen “una asignatura pendiente” que es educar a los mallorquines a apreciar más lo propio.
El vino de este año será de una calidad excepcional, según augura Ramón Servalls. Ahora que la uva se ha recogido empieza el trabajo de fermentación. El mosto de uva se tiene que convertir en vino y, posteriormente, empezará el proceso de envejecimiento en botas “y el mundo seguirá rodando” mientras las bodegas siguen haciendo su trabajo, y el vino, mejorando con el tiempo. En enero o febrero se podrán abrir los primeros blancos mientras que los tintos jóvenes permanecerán en barrica tres meses y los viejos estarán entre un año y un año y medio.
Ni la carne tiene por qué ir con tintos, ni el pescado con blancos. Eso es algo que Ramón Servalls tiene más que claro: “El objetivo es que la gente disfrute bebiendo vino, que sea una experiencia gratificante, por eso hay que dar libertad a cada persona de degustar el vino que desee. Si con una porcella se disfruta de un blanco, perfecto, y si te gusta el tinto con un cap roig, perfecto también”.
Y es que, en el mundo de las bodegas, lo importante es que cada cual disfrute del buen vino como desee.