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Es por esto por lo que no tiene carta sino sugerencias. A las ocho de la mañana ya está en el mercado del Olivar, que le queda, providencialmente delante, para elegir los productos e ingredientes con los que elaborará los platos del día.
Busca entre los puestos, rebusca el mejor producto para cada plato… “Para gazpacho, mejor tomates muy maduros” dice “y pescado cada día menos los lunes, a nos ser que haya buen bacalao”. En su restaurante los comensales pueden elegir tomar platos individuales o ir pidiendo para compartir. Cremas de verduras, risottos, carnes… todo tiene cabida, siempre que refleje los tintes mediterráneos de Mallorca y de su Andalucía natal.
A las ocho de la mañana ya está en el mercado del Olivar, que le queda, providencialmente delante.